Comunicación política en crisis: el enfrentamiento entre Donald Trump y Gustavo Petro

Comunicación política en crisis: el enfrentamiento entre Donald Trump y Gustavo Petro

La reciente disputa entre los presidentes Donald Trump de Estados Unidos y Gustavo Petro de Colombia ha puesto de manifiesto los riesgos y las implicaciones de una comunicación política sin una estrategia clara, y sin los principios éticos fundamentales que deben guiar el discurso público. Este enfrentamiento, desarrollado principalmente en plataformas digitales, no solo refleja las diferencias ideológicas entre ambos líderes, sino también revela cómo una comunicación sin control adecuado puede escalar tensiones internacionales, erosionar la reputación de los involucrados y dañar la confianza pública, lo que impacta negativamente en la imagen de los países representados.

El conflicto entre los mandatarios surgió a raíz de la negativa del gobierno colombiano a recibir vuelos de deportación de migrantes colombianos desde Estados Unidos. A través de redes sociales, Petro expresó su rechazo al trato recibido por los migrantes, especialmente los brasileños deportados en aviones militares, lo que desató una serie de intercambios hostiles en el espacio digital. Trump respondió con amenazas de sanciones económicas, diplomáticas y arancelarias, lo que incrementó aún más las tensiones. Este tipo de respuestas demuestra cómo la gestión de una crisis de comunicación sin una estrategia adecuada puede tener repercusiones no solo a nivel diplomático, sino también en la percepción global de los países involucrados.

Este caso subraya la importancia de una comunicación política sólida y ética, que no solo busque la veracidad y la transparencia, sino que también promueva el respeto hacia la dignidad humana. Estos valores son fundamentales para generar confianza pública, fortalecer la legitimidad institucional y preservar la imagen internacional. En este enfrentamiento, tanto Trump como Petro recurrieron a un lenguaje polarizante y confrontacional, lo que lejos de promover un debate constructivo, erosionó sus respectivas reputaciones y la de sus países. El uso de plataformas como Truth Social por parte de Trump y X por parte de Petro contribuyó a reemplazar los canales diplomáticos tradicionales, exacerbando la crisis sin proporcionar un espacio real para el diálogo y el entendimiento mutuo. La “diplomacia digital” en este caso, caracterizada por su inmediata y falta de reflexión, amplificó las tensiones y afectó la marca país de ambas naciones.

Trump, al utilizar su plataforma para amenazar a Colombia con sanciones, adoptó una postura agresiva y autoritaria que carece de la transparencia necesaria en la diplomacia internacional. Este tipo de comunicación no solo escaló la crisis, sino que socavó la confianza mutua y generó incertidumbre entre los ciudadanos colombianos, afectando la imagen del gobierno colombiano ante el resto del mundo. Por otro lado, Petro, al responder de manera impulsiva y sin una coordinación estratégica con su equipo de gobierno, evidencia cómo una gestión deficiente de la comunicación en momentos críticos puede deteriorar aún más una situación ya compleja. Su rendición rápida y sin condiciones claras lo proyectó como un líder vulnerable y sin firmeza, lo que debilitó su reputación tanto a nivel nacional como internacional.

Este escenario nos deja claras lecciones sobre el manejo de la comunicación en crisis. En primer lugar, la necesidad de que los actores políticos diseñen estrategias de comunicación coherentes y bien fundamentadas, que no solo promuevan un discurso veraz y respetuoso, sino que también considere el impacto que cada mensaje puede tener sobre la marca del país y sobre las relaciones. internacionales. En segundo lugar, el uso de las redes sociales como el único canal de comunicación política puede ser un riesgo, ya que su inmediata y falta de control pueden amplificar los conflictos en lugar de resolverlos, afectando de manera directa la reputación de los líderes y sus países.

El enfrentamiento entre Trump y Petro no solo refleja una divergencia política, sino también cómo una comunicación mal gestionada en el ámbito digital puede convertirse en un arma de polarización, afectando no solo a los involucrados, sino a la percepción global de las naciones que representan. La crisis comunicacional entre estos dos líderes revela una clara falta de estrategia y prudencia, pero también pone en evidencia la erosión de los principios éticos que deben guiar el discurso político, especialmente en un contexto globalizado e interconectado, donde cada mensaje tiene el potencial de modificar la imagen y la marca país de manera inmediata.

Autor: Diana Serrano

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