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Narrativas en la era digital: la fortaleza de los candidatos que van a segunda vuelta
Asuntos Públicos MC Comunicaciones
La comunicación política desempeña un papel crucial en la construcción de la democracia y en el proceso electoral, ya que permite que los ciudadanos se informen sobre las opciones disponibles, las propuestas de los candidatos y las direcciones que podría tomar el país. No solo es un medio de información, sino también una herramienta estratégica para influir en la percepción pública y en las decisiones de voto.
En las elecciones presidenciales de Ecuador de 2025, los candidatos Daniel Noboa, actual presidente, y Luisa González, del correísmo, han implementado estrategias discursivas centradas en el uso de plataformas digitales y en la implantación de narrativas dominantes para influir en la opinión pública.
Ambos, desde sus respectivas perspectivas, han intentado dar la impresión de que su victoria en primera vuelta era posible, con el objetivo de consolidar su base electoral y restar votos a sus contrincantes. La estrategia no buscó la persuasión directa, sino que se centró en la creación de un relato que la ciudadanía, percibida como fácilmente influenciable, adoptara como propio. Este enfoque de narrativas impuestas está siendo continuado y profundizado en la segunda vuelta electoral.
Daniel Noboa: La estrategia de la victoria en una sola vuelta
Desde el inicio de su campaña, Daniel Noboa, del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), ha apostado por construir una imagen fresca y renovadora, apelando a los votantes jóvenes y a aquellos desilusionados con los tradicionales partidos políticos. Su principal herramienta ha sido la comunicación digital, especialmente a través de plataformas como TikTok, donde ha difundido mensajes de optimismo y cambio. Noboa ha creado una narrativa en torno a un «nuevo Ecuador», contrastado con el «viejo Ecuador», buscando atraer a aquellos electores que desean un cambio generacional y una ruptura con el pasado.
Sin embargo, una de las estrategias más relevantes en su campaña ha sido la de crear y reforzar la idea de que su triunfo sería en primera vuelta. En lugar de centrarse en persuadir, Noboa ha utilizado las redes sociales para imponer la narrativa de que su victoria era inevitable, buscando que los votantes se sintieran atraídos por la idea de que apoyar a otro candidato no solo era innecesario, sino incluso contraproducente.
A través de comunidades digitales que lo respaldaban, Noboa buscó restar espacio a sus competidores y consolidar su base electoral al generar la percepción de que el resultado ya estaba decidido. Esta narrativa no solo aumentó el compromiso de sus seguidores, sino que también contribuyó a construir la percepción de que su candidatura era la opción más viable y segura.
Para la segunda vuelta, Noboa ha continuado con esta misma estrategia, utilizando acusaciones como la de que sus opositores han sido «obligados» por grupos narcos a votar por Luisa González, lo que refuerza la idea de que su candidatura es la única que realmente puede traer un cambio. Este tipo de declaraciones buscan instalar en la opinión pública un relato que se alinee con su narrativa de victoria inminente, y que intente disuadir a los electores de apoyarlo.
Luisa González: La narrativa del triunfo en primera vuelta y la respuesta a los ataques
Por otro lado, Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana (RC), ha utilizado una estrategia similar en cuanto a la creación de una narrativa de triunfo en primera vuelta. Desde el inicio de su campaña, González ha intentado distanciarse de la figura de Rafael Correa, pero manteniendo la esencia del correísmo como base central de su discurso. Su lema «Revivir a Ecuador» se ha centrado en criticar los errores del gobierno de Daniel Noboa y en resaltar las fallas de su gestión, posicionándose como una opción de cambio para los votantes que no se sienten identificados con la continuidad del actual gobierno, pero que tampoco respaldan a Noboa.
Al igual que Noboa, González ha aprovechado el poder de las redes sociales para expandir su mensaje, apelando a diversas audiencias a través de videos, publicaciones y caravanas. Con el apoyo de su líder, Rafael Correa, y las comunidades digitales de su partido, González ha difundido la narrativa de que su triunfo ya estaba en marcha, en un esfuerzo por crear la percepción de que su candidatura estaba destinada a ganar. En este sentido, la narrativa de la primera vuelta se ha convertido en un tema central para restar votos a otros candidatos, principalmente a su principal contrincante: Noboa.
En la segunda vuelta, González ha tenido que lidiar con las declaraciones de Noboa, que la han vinculado con grupos de narcotraficantes. En lugar de intentar refutar directamente estas acusaciones, González ha intentado manipular el relato, haciendo ver que no solo ella, sino también sus simpatizantes y votantes, están siendo estigmatizados y atacados de manera injusta. Al hacerlo, busca presentarse como víctima de una campaña sucia, mientras sigue fortaleciendo su narrativa de cambio y oposición al gobierno de Noboa. Esta respuesta también es parte de su estrategia para imponer un relato alternativo que desafíe el mensaje de su opositor, apuntando a consolidar su apoyo frente a los ataques.
Conclusión: El impacto de la narrativa impuesta en la segunda vuelta
Estas estrategias aplicadas, más allá de evidenciar una guerra electoral injusta y antiética, demuestran la falta de coherencia en el planteamiento de acciones que ayuden a la ciudadanía a elegir a sus gobernantes de manera informada y acorde a sus necesidades. Las campañas electorales se han convertido en espectáculos superfluos, que minimizan el verdadero papel de la ciudadanía, como parte de actores centrales para decidir el futuro de sus naciones.
Autor: Diana Serrano