Persuadir desde la comunicación, ¿qué aplica y qué no?

Muchos definen a la persuasión como un arte, y es que no es para menos, ya que representa una habilidad social que de ser bien utilizada puede ayudar a conseguir muchos beneficios. Según la RAE, la persuasión es la acción y efecto de persuadir, es decir: “inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo”. 

Estas habilidades en la actualidad y realidad que vivimos son muy cuestionadas, ya que cada vez más -especialmente desde la comunicación- se está demandando formatos más naturales, reales y sinceros para llegar y comunicarnos con las nuevas generaciones. En este sentido, no significa que se haya dejado de persuadir, sino que se ha adaptado y mejorado este arte. A continuación, desde MC Comunicaciones recopilamos algunas pautas que nos enseñarán cómo y en dónde aplicar la persuasión es válido y aplaudido.

• No es manipulación. La persuasión bien aplicada se ha visto como una orientación para proveer de motivos válidos y justificados a la sociedad que actúa o hace algo determinado, es con la finalidad de ayudar a conseguir algo positivo como por ejemplo una plaza laboral, consensos grupales, soluciones para un bien común, entre otros.Por ello, el poder conectarte con las otras personas mientras hablas es fundamental, creer lo que dices e intentar demostrar con convicción y firmeza lo que eres, dará seguridad al que te escucha. 

• Exprésate bien. Frente a una intervención en público las palabras ayudan a construir mensajes estructurados, pero la comunicación corporal correcta integra todos los elementos y también comunican. Por eso, para llegar con el mensaje que queremos necesitamos no solo argumentos poderosos, sino también saber cómo decirlos con los movimientos del cuerpo, la articulación de gestos, cuerpo y manos. Recordemos que un cuerpo encorvado no transmite energía, sino todo lo contrario.

• Apégate a los sentimientos. Expertos dicen que para persuadir y llevar a la acción a la audiencia es necesario aplicar a lo emocional, y eso es comprobado. Lo afectivo resulta muchas veces más cercano que lo que parece lógico, por ello una forma de los líderes/marcas de manejar esto es incluir en sus discursos/campañas -de forma equitativa y equilibrada- todos los elementos emotivos y lógicos de que eso que nos dicen, es lo que debe hacerse inmediatamente, porque es lo necesitamos.

• Cuidado con el fin. Nadie niega que haya la excepción de la regla y de que hay quienes buscan ser recursivos y persuasivos con intenciones maliciosas o negativas. Es decir, que buscan persuadir, engañar o utilizar recursos falsos disfrazados de buenas intenciones solo para conseguir manipular un resultado o beneficio propio. Por eso, antes de creer o comprar algo es necesario verificar.

Aprender a desarrollar estas técnicas nos abrirá más puertas para lograr objetivos. Es fundamental entender también la corresponsabilidad del manejo de estas herramientas para conseguir lo que se busca; es prudente y trascendental que, al menos si se intenta convencer a alguien para que tome una decisión o para que compre nuestra idea, procuremos que sea algo real, algo que aporte verdaderamente valor o servicio al otro. No hay mejor sensación de satisfacción o feedback el poder escuchar decir a nuestros consumidores que “eso que adquirió o escuchó, superó las expectativas que tenía”. Así que, ¡a trabajar por ello!

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