Daniel Noboa y Luisa González: lo comunicaron sin palabras en el debate

Daniel Noboa y Luisa González: lo comunicaron sin palabras en el debate

En el debate presidencial de segunda vuelta, la candidata de la Revolución Ciudadana (RC), Luisa González, y Daniel Noboa, actual presidente y candidato de ADN, exhibieron posturas marcadamente diferentes, las cuales fueron acentuadas y complementadas por su comunicación no verbal, la cual jugó un papel crucial en la percepción de estas figuras políticas.

En política el lenguaje no verbal es clave para posicionarse en la mente de los electores. Este representa más del 50% de la influencia que un político quiere ejercer con su mensaje. En este contexto, la estética y las expresiones corporales tienen un poder significativo, ya que no solo refuerzan lo que se dice, sino que transmiten emociones y posturas que impactan al público de manera más directa.

Desde su vestimenta hasta sus gestos y expresiones faciales, el lenguaje no verbal se convirtió en una herramienta clave para definir la dinámica del debate y la percepción de los candidatos ante el público. Luisa González optó por un traje blanco con detalles en negro, una combinación que trató de proyectar una imagen de transparencia, honestidad y, al mismo tiempo, de poder. Por otro lado, Daniel Noboa eligió una chaqueta negra que transmitió sobriedad y elegancia, mientras que la camisa blanca sin corbata y el jean aportaron un toque de cercanía y relajación, con el fin de proyectar una imagen más accesible y amigable. Ambos candidatos utilizaron sus atuendos como parte de una estrategia para reforzar sus mensajes y conectar emocionalmente con el público.

De entrada, González se presentó con una actitud seria en su rostro, buscando posicionarse como una figura imponente y confrontadora ante su contrincante. Mientras que Noboa adoptó una postura más relajada y pasiva, que le funcionó en su primer debate en el 2023. En el primer acercamiento, cuando los candidatos debieron estrechar sus manos, Luisa evidenció molestia e indignación, reflejando el descontento con Noboa. Mientras que él se presentó tranquilo, intentando transmitir seguridad y confianza al público.

Durante el debate, González utilizó su lenguaje corporal para proyectar una imagen de autoridad, acompañada de gestos como señalar con el dedo y sonrisas irónicas, tratando de intimidar a Noboa.  En ciertos momentos perdía el control y se notaba intranquilidad con la rigidez de su cuerpo y expresiones más duras en su rostro. Esto se reforzó con su tono de voz, el cual se elevaba, al momento de increpar a su contrincante. El uso de calificativos y alusiones a temas personales, restaron validez de sus enunciados. Estos gestos y expresiones evidenciaron ira y poco control de sus emociones.

En contraste, Daniel Noboa adoptó un enfoque más calmado y de contención. Al fruncir el ceño o los labios, su lenguaje no verbal transmitió confusión y pasividad, optando por no reaccionar de manera visceral ante las acusaciones. Pese a la tensión, sus gestos trataron de proyectar una actitud firme, pero calmada. No obstante, le faltó enganchar a su audiencia porque su discurso fue plano y sin entonación.

En resumen, el lenguaje no verbal desempeñó un papel fundamental en el debate entre Luisa González y Daniel Noboa. Ambos candidatos desaprovecharon la oportunidad de conectar y persuadir, a través de este tipo de lenguaje, principalmente a la audiencia indecisa, quien es la que definirá cuál de los dos sea el próximo presidente.

Autora: Diana Serrano.

Asuntos Públicos MC Comunicaciones

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