Neurocomunicación y Relaciones Públicas

Neurocomunicación y Relaciones Públicas

Todos los que estamos inmersos en el mundo de la comunicación, sabemos que esta es parte esencial de la naturaleza humana. Sin embargo a través de los años y la historia humana, cientos de pensadores han dedicado sus vidas al estudio de esta herramienta, que para los seres humanos es innata, pero que con técnicas adecuadas nos lleva a otro nivel de utilización de la misma.

Cuando damos un paso más allá del conocimiento de comunicación, iniciamos con el concepto de neurocomunicación, la cual consiste en la aplicación de la neurociencia al conocimiento de los procesos de comunicación humana. Se trata de una definición tan sencilla como amplia, ya que su campo de aplicación es muy extenso.

Por este motivo, la comunicación junto con el arte de escuchar resultan fundamentales para optimizar la comunicación interpersonal y esto es clave en las relaciones públicas. La neurocomunicación nos permite mejorar la comunicación social en cada una de sus aplicaciones: personal, profesional, social, etc. Por su parte el objetivo final de las Relaciones Públicas es que el mensaje pretendido cree impacto y se fije en la mente de los receptores. Por lo tanto, la comunicación debe tener una fuerte influencia en el público objetivo para que puedan permanecer leales o creer en la organización, marca, personaje, etc. Aquí es donde empieza a jugar un rol crucial la neurocomunicación.

Relación de la Neurocomunicación con las Relaciones Públicas

La neurocomunicación nos permite medir determinados parámetros de la reacción del cerebro. Por ejemplo, el impacto emocional de determinado mensaje, si es positivo o no y en qué medida. Esto es clave para la creación de materiales de comunicación desde las Relaciones Públicas, pues nos permite tener un panorama claro de qué, cuando y cómo emitir un mensaje.

Aunque los estudios de neurocomunicación nos abren el paso inmensamente, aún no existe la barita mágica que nos permita leer la mente de las personas, sin embargo hemos avanzado a pasos agigantados en los estudios del comportamiento del cerebro humano, y esto ha permitido entender de mejor manera como crear nuevas técnicas y estrategias de comunicación.

La neurocomunicación no tiene otro objetivo que el de comunicar mejor, de forma más efectiva. Las personas que saben o aprenden a comunicarse correctamente tendrán ventajas en sus relaciones tanto personales como profesionales. Pero, ¿qué cualidades debe tener un buen comunicador?

Observación

Uno de los aspectos más importantes para el neuromanagement en el proceso negociador es el ser observador. Sin duda, esta es una cualidad muy destacable en una persona. Esta habilidad está directamente relacionada con la capacidad de saber dirigir el foco de atención a lo que es importante o interesa en cada momento. Y, por tanto, a cambiarlo en caso de que sea necesario.

Escucha

La habilidad de la escucha implica procurar ser objetivo. Esto quiere decir que se debe tratar de entender las intenciones que hay detrás del mensaje de nuestro interlocutor, sin interpretaciones personales. En este caso, se trata de poner el foco en aquello que se está diciendo y no en aquello que se desea comprender. Supone la capacidad de comprender los sentimientos, ideas y pensamientos de nuestro interlocutor, procurando no interferir su mensaje con nuestra propia visión de la situación.

En conclusión, desde MC Comunicaciones podemos decir que las Relaciones Públicas tienen ahora al alcance de su mano la tecnología y las técnicas de neurocomunicación para mejorar enormemente su gestión y otorgar todo el valor de una buena comunicación, ya sea de una empresa, otro tipo de organización, una marca, un político, entre otros.

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