NIKE y H&M, entre la ética corporativa y el boicot comercial
Sin duda, Nike y H&M, dos de las gigantes textiles occidentales más representativas a nivel mundial, atraviesan uno de los momentos más críticos en temas de relación comercial internacional.
La decisión de la Unión Europea adoptada en estos últimos días y que impone sanciones a varios funcionarios chinos, por supuestos abusos y violaciones de los derechos humanos a miembros de la minoría uigur, ha provocado la ira del Gobierno de este país y de la “Liga de las Juventudes Comunistas” quienes han bloqueado la comercialización de los productos de dichas marcas en todo su territorio, impulsando incluso la expulsión de las empresas en todo el país.
Pero ¿por qué H&M, Nike, y otras marcas occidentales han recibido sanciones impuestas por la Unión Europea a una de sus productoras más grandes de algodón?
En marzo del 2020 las multinacionales textileras anunciaron, a través de comunicados subidos a sus portales web, la suspensión del uso de algodón de Xinjiang por el supuesto uso de trabajo forzoso en su cadena de suministros.
A esta decisión se sumaron comunicados de varias empresas textileras rompiendo relaciones laborales con el proveedor oriental de Xinjiang hasta que se aclarasen las acusaciones vertidas donde se involucraba a 82 compañías chinas y extranjeras de beneficiarse del traslado forzoso de miembros de la minoría musulmana.
Esta posición que fue replicada por más de una decena de compañías occidentales, afectó la percepción, imagen, reputación y comercialización de la empresa china proveedora de algodón. En el caso de Nike una pérdida del 19% de las ventas globales.
El linchamiento mediático no se hizo esperar; la red social Weibo (conocido como el ‘Twitter chino’) replicaba el mensaje que en escasos 5 minutos había sido compartido más de 40.000 veces, recibido cerca de 411.000 «me gusta» y 16.000 comentarios, muchos de ellos, a favor de la expulsión de la marca del país. De la misma forma, figuras reconocidas y quienes se habían convertido en embajadores de las marcas cortaban relaciones.
Y si bien el escenario se mostraba abrumador para H&M y Nike, otras compañías actuaban inmediatamente dando de baja a ciertos comunicados de sus páginas web o emitiendo nuevos, en estos últimos apoyando la continuidad de contratos con Xinjiang.
El análisis: ¿Fue correcto entonces el actuar del Gobierno Chino? ¿Fue acertada la decisión de las marcas occidentales?
Evidentemente no. Y esta conclusión llegamos en MC Comunicaciones más cuando vemos elementos que atropellan toda práctica. Como, por ejemplo, la prohibición del acceso a medios de comunicación y organismos de control internacionales a las fábricas de Xinjiang para constatar los procesos de manufactura y recursos humanos utilizados en su proceso diario.
Si bien está práctica puede ser común en grandes compañías que buscan a través de su actuar, proyectar transparencia en el respeto y cuidado de buenas prácticas (incluyendo a su cadena de valor y proveedores); los efectos nunca fueron dimensionados ya que los comunicados de estas empresas fueron tomados como fuente de información para investigar abusos a los Derechos Humanos.
Construir y transmitir reputación corporativa requiere de un alto compromiso empresarial, en el que más allá de primar intereses propios, debe sobreponerse el bienestar de los consumidores y comunidades a las que se deben.
No siempre los réditos serán económicos, muchos afianzarán valores intangibles; que finalmente a corto y mediano plazo beneficiarían a quienes actúen del lado correcto.